Nuestros burós eran cajas de cartón, nuestro comedor era una mesa verde de plástico, nuestra TV era de botoncitos y le cambiabamos desde la cama con un palo cortinero y así era todos, nuestros amigos vendían muebles y nosotros nos los quedábamos y así nos hicimos de casi toda la casa.
Cuando nos mudamos al departamento en el que actualmente vivimos fue la primera vez que fuimos a una mueblería, apenas hace 6 años, elegimos un mueble y lo compramos: nuestro comedor.
Primer mueble comprado nuevo, empacado, sin rayones...wow! yo por lo menos me sentí como grande a mis 30 y pico, jojo.
Los primeros años le ponía su aceitito de cerezo para cuidarlo y así paso el tiempo hasta que tuve un hermosísimo changuito que un día empezó a comer solo, le conseguí sus primeros cubiertos, padrísimos de changuito por cierto y el muy canijo empezó a martillar mi mesa cada vez que podía con el tenedor y en sus meses que lleva comiendo solo, le ha dado en la mother a mi mesa.
Así que después de hacerle textura a mi mesa, decidí regresar a los cubiertos de plástico y ayer en la distracción le di al changuito su tenedor y de nuevo a martillar la mesa, en un segundo le hizo como 6 hoyitos, minúsculos, en medio segundo le quité el tenedor, sentí que enfurecía, lo aventé al fregadero, lo regañe y le dije: a comer con las manos.
Siete segundos después estaba dándole yo de comer con mi tenedor y a los 4 minutos que ya había terminado de comer, estábamos sentados en el piso y su mamá se lo comía a besos cosquilludos y es que eso, es ser mamá.
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Todos los días pasas por dos millones de emociones, afortunadamente la mayoría son increíbles, pero también te enfrascas de repente en frustaciones, miedos, enojos y berrinches, y el secreto creo yo, es ser algo así como bipolar y aprender a a dejar ir las emociones negativas, hacerles frente, vivirlas y dejarlas ir.
Yo todos los días practico como ir abandonando la cordura, ("¿Más?" diría mi hermano) unos días me sale bien y otros no, el chiste es seguir tratando y pensar que todas estas tonterías las vamos a extrañar dentro de no mucho que las batallas sean otras.