jueves, 31 de marzo de 2016

De vacaciones, de dormir en otros cuartos y 3 dientes.

Hace mas de un mes que no escribía. Pasó que justo el día que publico, que suele ser los martes acababa de tener un día horrible y no tenía ni ganas ni nada positivo que decir, asi que no escribí nada y han pasado un montón de martes y hace unos días mi cuñada me recordó que hace mucho no escribía y hoy decidí tomarme un poco de tiempo para hacerlo y contarles de las vacaciones.

Nos fuimos 10 días fuera con mis papás y mi hermano, de los cuales el argentino estuvo unos días allá y unos días acá y nos dejó convivir a mi familia y a nosotros directamente durante muchos días y debo decir que la pasamos delicioso, mis papás me apoyaron mucho con el changuito y mi hermano pudo convivir con el sobrino bastante. Fueron 9 días en los que tuvimos una extraña convivencia como cuando vivíamos todos juntos en casa de mis papas. 

Lo único que no estuvo nada padre fue la dormida. El changuito en casa duerme en su cuarto desde que tenía algo así como 4 meses, y fue su papá el que me animó. Un buen día le dije, “¿Cómo ves si pronto pasamos al changuito a su cuarto?” y la noche siguiente entré al baño y cuando salí la cuna de mi hijo estaba en su cuarto y hoy se lo gradezco infinitamente. El changuito ni cuenta se dio de dormir en otro lado y no tuvimos que batallar con el rollo de pasarlo a su cuarto cuando se diera cuenta; pero bueno volviendo a la dormida en vacaciones… la casa a la que vamos, tiene nuestra recámara con la cuna del changuito y  la última vez que fuimos decidimos pasarlo al otro cuarto para que durmiera solo como en casa. 

Esta vez que fuimos, lo pasamos al otro cuarto y taran! primer noche el changuito durmió bien… segunda noche, se le metió el chamuco y se despertó dos millones de veces pegando de gritos y llorando. Mi papá, osease el abuelo colgado de la lámpara y sufriendo, queria ir a levantarlo o acostarlo de regreso con nosotros y yo terca con que no, total que nos pasamos una semana donde el changuito despertaba gritando y yo corría, bajaba escaleras, lo calmaba, lo hacía dormir, lo acostaba, subía, me volvía a dormir, repetiamos la operación completa otra vez más y la tercera acababa en la cama durmiendo con nosotros y descubrí que siendo mamá consada puedes dormir con patas de chango en la cara.

Total que fue un infierno, solo un par de noches durmió bien y yo volví a casa con la ojeras más grandes del mundo pero esperanzada de volver a la normalidad, cosa que una noche después que despertó 4 veces descubrí que no iba a pasar.

Ahora dentro de todo este desastre dormilón, sospechabamos que los dientes tenían algo que ver, porque justo la semana que nos fuimos le empezaron a salir 3 dientes al mismo tiempo y ayer, llegué a la conclusión de que el changuito no dormía por eso, no solo porque no fuera su casa o porque con solo hacer “ui!” tenía un par de abuelos queriéndolo rescatar, sino porque estaba incomodísimo. Así que tratando de compensar un poco el tema, hice recolección de consejos vía facebook (muchas gracias a todas) y conseguimos varias opciones para probarlas y adivinen: el changuito durmió perfecto y la sonrisa regreso a esa carita que ya casi se arrugaba por mal genio.


Espero que no haya sido casualidad y que sigamos bien, ya les contaré.


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